Este mes quiero hablaros de algo muy importante en el diseño urbano. Se tratan de los vados peatonales y pasos de peatones. Éstos son elementos muy sencillos que conforman el entorno urbano, su movilidad, y, sin embargo, en muchas ocasiones no se resuelven del modo correcto.

Mediante la encuesta planteada este mes en el Instagram suarquitectura.es (Link aquí) se ha concluido que la ciudadanía no tiene del todo claro si un vado-paso peatonal está bien resuelto o no. Por eso, en este artículo se abordan las claves para discernir entre un vado accesible y uno que no lo es.

Claves recogidas en la Orden VIV/561/2010, de 1 de ferebro, por la que se desarrolla el documento técnico de las condiciones básicas de accesibilidad y no discriminación para el acceso y utilización de los espacios públicos urbanizados.

Mandamiento nº1: Pavimentos duros, estables, antideslizantes y elementos fijados.

Parece obvio que el primer paso es proporcionar la suficiente “seguridad de uso” de cualquier viandante. Por ello el pavimento del itinerario peatonal ha de ser

“estable, antideslizante en seco y en mojado, sin piezas ni elementos sueltos, con independencia del sistema constructivo que, en todo caso, impedirá el movimiento de las mismas. Su colocación y mantenimiento asegurará su continuidad y la inexistencia de resaltes.”

Esto queda recogido en el artículo 11 y se refiere al “itinerario peatonal accesible”. Aún así, aplicando la coherencia, nos conduce a que sea de aplicación en cualquier itinerario. Lo único que debe ser aplicado exclusivamente al itinerario accesible son las franjas de pavimento podotáctil, de dirección y advertencia, del cual se hablará más adelante.

Mandamiento nº2:  Entre acera y calzada ¡continuidad, seguridad y autonomía!

Cuando se habla de continuidad entre el vado peatonal de la acera y la calzada, se refiere a que no debe existir desnivel y, por tanto, el encuentro debe estar enrasado. Solo así lograremos la completa seguridad del viandante (no tropiezos) y su autonomía (ante determinada delimitación del movimiento o silla de ruedas, resulta muy difícil superar el desnivel producido entre vado y calzada con autonomía).

Además, la continuidad también se refiere a que la solución adoptada para salvar el encuentro entre acera y calzada (vado peatonal) no debiera de interferir en el itinerario peatonal (accesible) que transcurre por la acera (y por consiguiente se proporciona seguridad de uso).

Hay 4 maneras de resolver los vados peatonales:

  • Cuando acera y calzada están al mismo nivel.
  • Cuando acera y calzada están a distinto nivel, resolviendo el vado mediante tres planos inclinados con la misma pendiente.
  • Cuando acera y calzada están a distinto nivel, resolviendo el vado con un único plano inclinado delimitado lateralmente con mobiliario urbano u otros elementos que sirvan de barrera (y así no tropezar en ese plano en cuchillo que se forma).
  • Cuando acera y calzada están a distinto nivel pero no contamos con el ancho de acera necesario para proponer uno de los vados citados anteriormente que mantenga el itinerario peatonal accesible de ancho 1.80m. En ese caso, se resuelve mediante dos planos en sentido de la marcha (igual pendiente y protegido en sus laterales).

En todos estos casos, el encuentro entre vado y paso de peatones estará enrasado.

Mandamiento nº3: ¡No se pueden dejar cantos vivos en el vado peatonal!

La presencia de éstos denota la falta de seguridad del mismo ante cualquier posible caída.

Reflexionemos: si además de resolver de manera incorrecta el encuentro vado-paso peatonal dejando cierto desnivel; éste tiene cantos vivos, entonces aumenta el riesgo, no sólo de sufrir un tropiezo y con ello una posible caída, sino de hacerse mucho daño.

Mandamiento nº4: Anchos de 1.80m en aceras y de 1.50m en isletas

Aquí, dependiendo de la normativa específica de cada comunidad autónoma, el ancho se puede ver modificado. Precisamente, su variación respecto a la Orden de Vivienda suele ser aún habitual (cada vez menos).

Mandamiento nº5: ¡La pendiente máxima del vado no siempre es el 10%!

Pendientes longitudinales:

En el caso de las pendientes longitudinales máximas de los planos inclinados que conforman los vados deben ser del 10% para tramos de hasta 2,00 m y del 8% para tramos de hasta 2,50 m (en soluciones de 3 planos o 1 plano) y una pendiente máxima del 8% en soluciones de 2 planos longitudinales al sentido de la marcha.

Gráfico procedente de la Orden VIV/561/2010 en el que se recoge la solución de dos planos longitudinales a la acera para resolver el vado ante la imposibilidad de realizar otra solución para resolver la esquina de la manzana.

Pendientes transversales:

Resolver una pendiente transversal en un paso de peatones que forma parte de una calzada para que tenga un 2% de máximo es complicado. Por ello lo mejor es colocar esos pasos de peatones en las zonas de menor pendiente. Lo mismo sucede en los vados peatonales, más fáciles de resolver. En el caso de las aceras, debemos de ser muy estrictos con esta medida.

¿Por qué? Porque quizá una persona usuaria de silla de ruedas (manual) puede recorrer una pequeña distancia en una posición de desequilibrio (pensemos que la pendiente transversal es perpendicular al sentido de la marcha), ejerciendo por tanto más fuerza en uno de sus lados del cuerpo; pero si la distancia se prolonga (una acera) la fatiga será mayor y no se desarrollará su itinerario bajo condiciones de confort.

En cualquier caso, si la pendiente es superior al 2% incrementa el riesgo a sufrir un vuelco (ya sea acera, vado,…)

Mandamiento nº6: El paso de peatones siempre estará indicado mediante pintura, nunca será de tamaño inferior al del vado peatonal y preferiblemente perpendicular a la acera

¿Por qué perpendicular? Por dos motivos muy sencillos:

El primero es que permite minimizar distancias, aumentando la seguridad del peatón.

El segundo es que para una persona con pérdida de visión parcial o total, al no tener referencias podotáctiles en el paso de peatones, es más fácil no desviarse de su itinerario.

Mandamiento nº7: ¡En las isletas las condiciones no son las mismas!

En primer lugar, el ancho mínimo se reduce a 1.50m como ya se ha comentado. En segundo lugar, se exige que la isleta tenga una anchura mínima a la del paso de peatones y las dimensiones del pavimento podotáctil de advertencia ¡no son las mismas!

Además, en este sentido la normativa es más flexible en cuanto a la solución del vado, al permitir pendientes máximas del 12% si no cuenta con el ancho suficiente (y no puede invadir el exterior). Parece lógico.

Gráfico de la Orden VIV 561/2010 en el que se contempla las diferentes soluciones en isleta y acera.

Mandamiento nº8: ¡Los semáforos accesibles llevan señales acústicas y visuales!

Mandamiento nº9: ¡El pavimento podotáctil es imprescindible y su textura genera un “código” de orientación

¿Qué se quiere decir con ésto? Que el pavimento podotáctil si se coloca siguiendo los criterios de la Orden Viv/561/2010, permite orientar, dirigir y advertir a las personas con discapacidad visual en distintos puntos del recorrido sin que constituyan un peligro o una molestia para el tránsito peatonal en su conjunto.

Contamos con 2 tipos de pavimento: direccional (indica dirección) y botones (indica advertencia o proximidad a puntos peligrosos).

Dejando de lado sus condiciones de diseño, su geometría, quiero destacar sus  dimensiones: En vados peatonales, el pavimento direccional tendrá un ancho mínimo de 0.80m mientras que el de advertencia tendrá un ancho de 0.60 m en vados. En isletas, el ancho del pavimento direccional se mantiene mientras que el de advertencia se reduce a 0.40m.

Gráfico de la Orden VIV/561/2010 en el que se observa los diferentes anchos del pavimento de advertencia en isleta y vado.

Mandamiento nº10: Ante la duda ¡consúltame!

Puede parecer fácil y para una persona especialista en Accesibilidad Universal aplicada al urbanismo lo es pero para quién no lo es, no siempre resulta una tarea tan simple para resolver. Esto se debe a situaciones complejas en las que seguir la normativa al pie de la letra se vuelve muy difícil y por ello hay que adoptar soluciones adaptadas al lugar. En este caso, para asegurar la accesibilidad y la seguridad de peatones, lo mejor es contar con una persona especialista. ¡Alguien como yo!

Por tanto, podemos concluír que en la imagen el vado peatonal puede parecer accesible, pero no lo es.

 

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